lunes, 14 de septiembre de 2015

San Simón da Costa - El queso ahumado

Ayer, mientras hacia la compra de la semana, como suelo hacer todos lo viernes por la tarde, escuché en el supermercado, junto a los quesos, una conversación entre una pareja en la que él animaba a la mujer a comprar un queso de tetilla -"¡que están de oferta!"-, por supuesto, como buen ratón que soy, no me pude resistir y me acerqué a coger uno para mí. Justo en ese momento me di cuenta del error y mi cabeza empezó a elaborar éste y otro artículo más para los que nos gustan llamar a las cosas por su nombre y aunque parecidos, disfrutamos apreciando las singularidades de cada producto.

En efecto, no se trataba de un Queso Tetilla, sino todo un señor queso Denominación de Orixe Protexida San Simón da Costa. Aunque su forma de pera pueda llevar a error son dos entidades perfectamente diferenciadas y distintas. El color de la corteza varía desde el amarillo hasta el pardo y presenta un aspecto de cera, brillante, que delata una de sus más apreciadas cualidades: el ahumado es una de sus características claves. Nada más tocarlo ya queda en nuestras manos el olor propio a madera de abedul y es esta cualidad  quizás la nota predominante que le confiere ese sabor tan deseado.

La historia de su elaboración se pierde en el oscurantismo cultural de la edad media y no es hasta el siglo XIX que se recogen las primeras menciones escritas. En 1999 se reconoce de forma oficial la D.O. y a partir de este momento queda regulada su producción a la comarca de Terra Chá, en la provincia de Lugo.

Se presenta en dos tamaños únicos: uno grande, de 800 y 1500 gramos y el pequeño o "bufón" que suele pesar entre 400 y 800 gramos. La maduración varia de 30 a 45 días según tallas. La pasta semidura, presenta ligeros toques picante, con poca sal y suave, siendo el aroma a humo de abedul la principal nota de su degustación.

Para los que hemos tenido la suerte de poder andar por los campos de las tierras gallegas, es fácil comprender el profundo arraigo que las queserías representan para esta cultura. Los eternos prados verdes son el mejor incentivo para la producción de lácteos de una calidad superior.

Finalmente y retomando el hilo junto a los quesos en el supermercado, una cosa vino encadenada a la otra y además del San Simón da Costa, compre un kilo de Mejillón de Galicia y una botella de vino blanco D.O. Ribeiro. Por menos de 15 euros, una insuperable cena para dos personas, con todo el sabor que una parte del Camino de Santiago dejó grabado para siempre en mis recuerdos.







Disfruta del vídeo que he seleccionado




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