Viajar sin salir de casa siempre
ha sido uno de esos recursos propios de la imaginación del que todos, alguna
que otra vez, hemos tirado para realizar un viaje sin cruzar la puerta que da a
la calle. Un buen libro, una película o una colección de fotos han sido más que
suficiente a la hora de dar un paseo con nuestra mente e intentar impregnarnos
con la esencia de tierras lejanas.
Una botella de vino, ¿por qué
no?, también puede resultar una ocasión única para hacer volar nuestra alma
hasta la misma tierra que lo vio nacer y madurar. La vid tiene esa faceta que
la convierte en una perfecta cronista de la zona en la que se cultiva, capaz de
hacer narrar al vino la historia certera de su origen sin que una sola
instantánea se escape a un catador experimentado.
El terreno, el clima, la
proximidad o no del mar y de otras plantas, quedan al descubierto bajo el
olfato del profesional, así como su paso por la bodega imprime un sello casi
visible en las notas a madera y tiempo.
Un vino, para el que sepa
entenderlo, es tan distinto de otro al igual que dos libros escogidos al azar
de una biblioteca: aunque pudiera parecer que todos son iguales por tratarse de
más o menos páginas encuadernadas y cubiertas con tapas, queda claro que la
comparación seria burlesca y ofensiva. Al igual ocurre con los caldos, todos
más o menos rojos o blancos encerrados en sus botellas, pero cada uno capaz de
contar una historia diferente desde el momento en que descorchamos su silencio
y con la llegada de los primeros vapores comienza a narrar el relato de sus
días.
Para la cena de esta noche he
buscado un mar lejano y conocido para mí. La esencia de tierras duras, ríos de
lava y volcanes ligeramente dormidos bajo el sol de una siesta casi tropical.
La sal, un pescado y unas papas serán todo mi equipaje para el viaje que me
dispongo a hacer.
Vino de la Gomera es una
Denominación de Origen nueva, del 2003, al contrario que sus vinos que se
producen desde tiempos inmemoriales, en su mayoría blancos de una uva, "la
forastera blanca", autóctona de la D.O. muy valorada por su potencial
aromático y su adaptación al medio. Suaves y equilibrados en boca, la totalidad
de los vinos producidos en la isla con la aparición en los últimos años de
variedades tintas, tienen en conjunto la peculiaridad de su cultivo en terrazas
o bancales que le han ido ganando al terreno el derecho a perpetuar su cultivo.
Se elaboran tres tipos de caldos
amparados bajo el sello del Consejo Regulador: Vino Blanco Seco, Vino Tinto
Joven y Blanco Barrica en un total de 122 hectáreas repartidas por toda la
ínsula. 233 socios, 15 bodegas y algo más de 30.000 litros embotellados en las
últimas campañas son los números más representativos de la marca que dejan al
descubierto la exclusividad de sus botellas.
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Mi viaje durante la cena de esta
noche empieza y termina en el comedor de mi casa aunque estoy seguro de que
casi voy a poder sentir el clima en la piel y escuchar las olas rompiendo en
los acantilados de la costa.
Salud!
Disfruta del vídeo que he seleccionado
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