miércoles, 9 de septiembre de 2015

Palo de mallorca

Las islas tiene esa peculiaridad que les concede su geografía para guardar tradiciones y secretos lejos de los ojos curiosos del resto del mundo. Aún en nuestros días, parece que su aislamiento las confinan en lugares por los que parece pasar el tiempo mucho más despacio, como si la naturaleza se hubiese reservado estos rincones para descasar y aliviarse de las tensiones de una continua evolución y hasta las 24 horas del día parecen ser otras más lentas y pausadas que las que marcan mi reloj en la España peninsular.

Solo de esta forma se podría explicar el resultado de la paciente maceración de quina y genciana con las que se crea uno de los licores más oscuros y remotos de nuestra geografía: "Palo de Mallorca" con Indicación Geográfica Protegida desde 1994. 
Cuenta la historia que en 1638 la Condesa de Chinchón enfermó de "fiebres" en Lima, y fue gracias a un tratamiento realizado con la corteza de la planta conocida en Sudamérica como "palo quina" que consiguió recuperar la salud y a sus regreso a España trajo esta planta como remedio contra el paludismo y otros males. La fórmula se extendió por Europa y el cultivo de la planta quedo afianzado por estas latitudes.

Oscuro, muy oscuro, casi negro, denso y viscoso se presenta este licor de sabor acaramelado al principio y regusto prolongado a madera. De esta medicina comercializada en nuestro días como licor, se fabrican alrededor de 120.000 litros anuales bajo la cuidadosa tutela de la I.G.P. Los isleños suelen tomarlo como aperitivo, antes de las comidas. Sólo, con hielo o con sifón, como manda la tradición. Unas gotas de limón y de ginebra resultan un gran acierto para equilibrar su sabor y acentuar matices. 

Salud!


Disfruta del vídeo que he seleccionado


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