A menudo veo reflejado el
sentimiento y la identidad de una región, comarca o pueblo, en el fruto de sus
trabajos y los productos que ofrecen al mundo. El ser humano en su capacidad
única de adaptación a climas y terrenos, tiene el don de saber trasformar las
dificultades en doradas oportunidades. Vasta construir un molino para
aprovechar el viento o captar el Sol del Desierto para generar electricidad que
produzca frío.
Las inundaciones que provocan
cada año la crecida de algunos ríos, resultaron ser la mejor forma de abonar
los terrenos que sumergía. La capacidad de observación intrínseca al
enfrentarnos a dificultades y desafíos, suele ser la mejor aliada para cambiar
el tono de unas circunstancias o momentos.
Aquellos que hayan tenido la
suerte de haber visitado la isla de Fuerteventura entenderán perfectamente que
su nombre no es casualidad. A medio camino entre paraíso virgen y desierto
desolador, ver la botella medio vacía o medio llena depende solo de lo que
busquemos o queramos encontrar en sus tierras.
El ganado cabrío, adaptado desde
hace siglos a su clima y orografía, sabe convertir en oportunidad cada rama,
brote o hierba que nace del terreno. Así mismo, los majoreros con sus labores
sacan todo el partido posible a sus piaras en la transformación de las materias
primas que obtiene.
Queso Majorero es el mejor reflejo a todo lo que hemos visto, como de
entre una naturaleza de apariencia hostil es capaz de surgir la calidad, el
sabor y el reconocimiento de uno de los quesos con nombre propio de nuestro
país, moldeado entre hoja de palma y curado en condiciones ambientales
excepcionales.
Las piezas suelen pesar entre 1 y
9 kg ,
dependiendo de su grado de maduración, el sabor va pasando de suave en los más
frescos a fuerte y algo picante en los maduros, de igual forma la pasta cremosa
y con pequeños ojos, va pasando de los tonos más blancos al marfil según
aumentan las semanas en la bodega. El exterior varía notablemente según las
terminaciones típicas de la Denominación que frota las caras con pimentón,
aceite o gofio canario, creando así un abanico de tonos y sabores que le
confieren personalidad única y reconocida.
Una de las recetas que más me ha
llamado la atención a la hora de probar las posibilidades del Queso Majorero es
la cual tras el previo rebozado en pan rallado, se fríe en aceite de oliva y se
presenta con un toque de mermelada de frutas silvestres. Sin duda alguna merece
la pena poner la idea en marcha. Los vinos de las Islas Afortunadas no deben de
faltar para completar la cata.
Salud!
Disfruta del vídeo que he seleccionado
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