lunes, 14 de diciembre de 2015

Queso Majorero - Superación de una tierra

A menudo veo reflejado el sentimiento y la identidad de una región, comarca o pueblo, en el fruto de sus trabajos y los productos que ofrecen al mundo. El ser humano en su capacidad única de adaptación a climas y terrenos, tiene el don de saber trasformar las dificultades en doradas oportunidades. Vasta construir un molino para aprovechar el viento o captar el Sol del Desierto para generar electricidad que produzca frío.


Las inundaciones que provocan cada año la crecida de algunos ríos, resultaron ser la mejor forma de abonar los terrenos que sumergía. La capacidad de observación intrínseca al enfrentarnos a dificultades y desafíos, suele ser la mejor aliada para cambiar el tono de unas circunstancias o momentos.

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Aquellos que hayan tenido la suerte de haber visitado la isla de Fuerteventura entenderán perfectamente que su nombre no es casualidad. A medio camino entre paraíso virgen y desierto desolador, ver la botella medio vacía o medio llena depende solo de lo que busquemos o queramos encontrar en sus tierras.


El ganado cabrío, adaptado desde hace siglos a su clima y orografía, sabe convertir en oportunidad cada rama, brote o hierba que nace del terreno. Así mismo, los majoreros con sus labores sacan todo el partido posible a sus piaras en la transformación de las materias primas que obtiene.


La Denominación de Origen Protegida
Queso Majorero es el mejor reflejo a todo lo que hemos visto, como de entre una naturaleza de apariencia hostil es capaz de surgir la calidad, el sabor y el reconocimiento de uno de los quesos con nombre propio de nuestro país, moldeado entre hoja de palma y curado en condiciones ambientales excepcionales.

Las piezas suelen pesar entre 1 y 9 kg, dependiendo de su grado de maduración, el sabor va pasando de suave en los más frescos a fuerte y algo picante en los maduros, de igual forma la pasta cremosa y con pequeños ojos, va pasando de los tonos más blancos al marfil según aumentan las semanas en la bodega. El exterior varía notablemente según las terminaciones típicas de la Denominación que frota las caras con pimentón, aceite o gofio canario, creando así un abanico de tonos y sabores que le confieren personalidad única y reconocida.


Una de las recetas que más me ha llamado la atención a la hora de probar las posibilidades del Queso Majorero es la cual tras el previo rebozado en pan rallado, se fríe en aceite de oliva y se presenta con un toque de mermelada de frutas silvestres. Sin duda alguna merece la pena poner la idea en marcha. Los vinos de las Islas Afortunadas no deben de faltar para completar la cata.

Salud!


Disfruta del vídeo que he seleccionado


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