martes, 3 de noviembre de 2015

Alambiques de cobre – Secreto profesional

Ver trabajar a un profesional es siempre motivo de admiración, la soltura con la que un pianista toca las teclas de su piano o un carpintero extrae de la madera la forma que precisa, lleva escondido años de dedicación que pueden pasar casi desapercibido en esa mágica ilusión que hace que su trabajo parezca fácil de imitar.


Todos tenemos nuestros pequeños trucos en el día a día que nos facilitan nuestra tarea y marcan ese punto que distingue al aficionando del que se gana la vida con ello. La experiencia es un grado que a menudo se ve reflejado al culminar una obra profesional por la que siempre habrá alguien dispuesto a pagar lo que vale.

Cuando se trata de cocinar, buscar los mejores ingredientes en sin duda el punto de partida. Lo siguiente sería conocer todos sus potenciales para poder sacar todo el sabor, conocer el tiempo que necesitan al fuego y todas las combinaciones para crear esa receta redonda que justo al probarla nos hace cerrar los ojos como si nuestros sentidos hubieran quedado completamente desbordados y fuese necesario eliminar todo lo demás. Para eso, en el mundo de la cocina y las destilerías han contado desde siempre con un gran aliado que a veces pudiera parecer que pasa desapercibido, pero no es así.

El cobre ha estado presente en la sociedad humana desde tiempos prehistóricos. Fue uno de los primeros metales utilizados por el hombre. En ornamentación, calderería, monedas, cañones o cables eléctricos; su importancia como recurso estratégico ha ido renovándose con el paso de los tiempos.

Su gran conductividad térmica junto con su rojizo brillo, ha sido sin duda parte de su éxito y merecida reputación. En época romana fueron ya bien conocidas las ventajas de su uso en las cocinas. Las sartenes, cazos y cacerolas de cobre; distribuyen perfectamente el calor por toda su superficie, ésto hace que los alimentos no se peguen o se quemen en el fondo y contribuye a una perfecta cocción de los mismos, realzando los sabores y colores.

Si bien una de sus mayores desventajas en principio pudiera parecer su elevado precio; los profesionales no dudan en su uso cuando la excelencia está por encima de todo. Por eso, es frecuente encontrarlo en las cocinas de muchos restaurantes, cocederos de marisco y destilerías.


El alambique de cobre es siempre el punto de partida para un destilado de calidad superior. Cuando las materias primas y el saber hacer han alcanzado su máximo exponente, el cobre marca la diferencia de calidad que hace destacar un producto sobre todos los demás







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