No soy hombre de campo, nunca he
tenido huerto así que apenas logro alcanzar el profundo placer que debe de
sentir un agricultor al recolectar su cosecha. No obstante, en mi casa siempre
ha habido sitio para las plantas y hace unos ocho años sembré un naranjo en el
patio que tímidamente, año tras año, me ha dado una o dos naranjas hasta éste,
en el que me ha sorprendido regalándome casi un par de docenas. Una a una las
he ido cogiendo con gran gratitud para el postre de cada día y debo de confesar
que es una experiencia que todos deberíamos de conocer.
"Sembrar para cosechar"
es una de esas frases que todos hemos oído cientos de veces en nuestra vida. Ya
sea en sentido figurado o literal, encierra una de las verdades más ligadas a
nuestra existencia, el principio de causa y efecto. Todas nuestras acciones
presente tendrán una repercusión en el futuro, así como nuestro presente es la
cosecha de lo que hemos hecho en el pasado.
Saber esperar es un arte al que
no siempre somos capaces de llegar. La visión de futuro, aunque pueda parecer
un don que solo poseen unos privilegiados, no es más que un hábito adquirido
que se logra solo con los años y que todos los que somos padres estamos de
alguna manera obligados a transmitir a nuestros hijos para que no caigan en la
trampa de lo inmediato.
Desde la ventana de mi estudio
veo el limonero de mis vecinos. En los últimos días la fruta ha ido cogiendo
color y el espectáculo de todos eso limones amarillos en las ramas me recuerda a
esos interminables campos valencianos por los que tanto anduve en otros años.
Una imagen vale más que mil
palabras, pero ni siquiera mil imágenes son suficientes para imaginar el olor
que flota en estos días por las tierras donde se cultivan los Cítricos
valencianos. Atrás, en primavera, quedó el embriagador perfume del azahar y
ahora es el color naranja y su olor el que matiza toda la costa levantina. Un
sin fin de huertos con todos sus frutales listos para ser cosechados, un sabor
agraciado por el clima templado del mediterráneo y una fruta con Indicación
Geográfica Protegida desde 2001.
Naranjas, limones y clementinas
de la más alta calidad con una historia que se remonta al siglo XIV, que en
nuestros días llevan en su color, su sabor, sus vitaminas y azúcar, todo el sol
de esta tierra desde donde son exportadas a toda una Europa, que empieza a
prepararse para el invierno.
Empezar el día con un buen zumo
recién exprimido es empezar con una sonrisa llena de vida a cada sorbo, es
empezar bien para terminar aún mejor, y ¿qué mejor que una cena de fresco
pescado azul regado con limón?
Disfruta del vídeo que he seleccionado
No hay comentarios:
Publicar un comentario